Mirad a un lado, ahora hacia el otro, ¿qué es lo que podéis ver? Desde un segundo o tercer plano, yo me siento a mirar, ¿qué es lo veo? A mi vista llegan las miserias cercanas, propias y ajenas, de mi ciudad, de mi barrio con vecinos desempleados, matrimonios fracasados, abuelos que viven solos o los que tienen que alimentar a familias numerosas con pensiones miserables. Un día a día que no contenta a nadie; bueno, a algunos no les pesa tanto la carga de sobrevivir, porque han conseguido triunfar y se congratulan con lo tienen, conseguido o sustraído, nadie se para a pensar en ello.
Si alejo el foco de mi visión veo un país que tampoco presenta una mejora. Engañados por una clase política que es incapaz de formar gobierno estable. Corruptos que tienen vía libre para seguir corropiéndose; banqueros garrapateros que se alimentan empobreciendo al pobre y enriqueciendo al rico; médicos, maestros y profesores que no pueden hacer bien sus trabajos por culpa de los recortes presupuestarios en Sanidad y Educación; generaciones de jóvenes que, casi al completo, vacían sus hogares y llenan maletas para probar suerte en el extranjero; niños empujados al umbral de la pobreza que tienen que recibir becas de comedor para poder engañar a sus pequeños estómagos, no sólo durante el curso escolar sino también en las vacaciones de verano; una sociedad a la que preocupó más la salida de su selección de la pasada Eurocopa que el indecente resultado de la segunda ronda de elecciones generales; gente inmoral que se escandaliza por los comentarios en la red (algunos de mal gusto, la verdad) después de la desafortunada tarde en los ruedos que acabó en esta ocasión con la muerte del hombre _el que vivía para matar por placer_ y no con la del animal _el que mató para vivir_.
Me toca echar un vistazo al mundo: éste si que pinta mal de verdad. Por todos lados conflictos bélicos, de los que podría nombrar muchos y ejemplificaré con el sirio. ¿Por qué? Pues porque no entiendo que en las guerras paguen los inocentes, bombardeen hospitales, maten a civiles... Imponer la fuerza a la razón, no será jamás el camino del entendimiento. Una crisis financiera, que comenzó en Europa y que como tela de araña se ha extendido por todo el planeta. El cambio climático es un hecho, nos estamos quedando sin costas debido a las masas de hielo derretidas en lugares como Groenlandia que están subiendo el nivel del mar. Hay especies de animales y plantas que hemos logrado extinguir o memar hasta el extremo. Los grupos terroristas islámicos, que imponen la crueldad de la violencia y siembran el temor, el terror y el miedo [justo ahora estoy viendo el atentado de Niza en las noticias], forzando a la población mundial a ser desconfiada y a rechazar esta cultura y su religión que nada tienen que ver con esos dementes. Refugiados que no son aceptados, a los que se les cierran fronteras o inmigrates que no conviene legalizar porque alguien tiene que mover el dinero negro de la economía sumergida de cada país. No teníamos suficiente con la contaminación del aire y el mar, que ahora también contaminamos la tierra y los alimentos o simplemente los manipulamos genéticamente. La pobreza, escasez de recursos, catástrofes naturales, abusos de poder, ¡ah! y que no se me olvide la globalización en donde las grandes potencias imponen sus prioridades y las naciones menos pudientes acatan las órdenes.
El panorama, como veis, no es muy alentador, y eso que es seguro que algo se me ha escapado. No tengo vista de lince, mucho menos con los ojos llenos de lágrimas. Voy a intentar ser optimista y voy a cambiar los sollozos por ganas de cambio, me niego a creer que no pueda existir ningún rincón en este planeta en el que no sea posible poner en práctica valores como la honestidad, la solidaridad, la unión o la verdad. Quizás, deberíamos todos hacer un ejercicio de conciencia, cerrar los ojos, para aque a oscuras estemos obligados a pensar en lo que nos rodea.