Tan, tan, tan… Ese repicar una y otra vez. Retumban y me perturban. Esas campanas tendrían que quedarse mudas, no sonar nunca más.
Tic, tic, tic… Me acerco el reloj a la oreja y sus independientes manecillas danzarinas, cada una con un paso distinto de baile, me envuelven con una sintonía hipnotizadora, pero también me marcan el paso del tiempo.
Bum, bum, bum… ¿Y eso que suena ahora?
Tan, tan, tan… Vivir tan cerca de un campanario me hace recordar con frecuencia sacramentos en los que no creo y en los que, en cambio, mucha gente deposita su fe. Sacramentos con los que vacían sus carteras encantados porque consiguen un falso deleite que logra llenarles de gozo y satisfacciones.
Tic, tic, tic… Miro la hora, al rato repito. Sólo han pasado veinte minutos desde la última vez. Tengo la sensación de que el tiempo pasa muy lentamente, pues no parece que mañana vaya a llegar nunca.
Bum, bum, bum… Continúa sonando y no sé lo que es.
Tan, tan, tan… La vida sigue pasando, mientras la mía está estática. Sin hechos relevantes, sin eventos importantes. Cada día lo mismo, sigo sobreviviendo sin dejar marca ni huella por dónde piso. Hasta el silencio hace más ruido que yo.
Tic, tic, tic… Segundo a segundo, minuto a minuto, hora tras hora; así pasan los meses del calendario y no puedo hacer nada por evitarlo, sería batalla perdida antes de poder empezarla.
Bum, bum, bum… El sonido es cada vez más inquietante.
Tan, tan, tan… Ni el trabajo, ni el resto de distracciones me salvan de este hastío que me envuelve. Necesito un cambio. Vivir quizás en otra dimensión, en otro planeta o en otro tiempo. Este no es mi lugar, no soy pieza que encaje en ningún puzzle.
Tic, tic, tic… Si pienso en todas esas ocasiones en las que he perdido mi tiempo. Gente a la que no merecía la pena conocer, lugares en los que no tendría que haber estado, incluso noticias que no tendría que haber escuchado.
Bum, bum, bum… Tengo que averiguar de dónde sale ese sonido.
Tan, tan, tan… La banda sonora de mi vida en los últimos años. Melodía repetible de una sola nota que ya no tiene magia. Nunca me embelezó, pero al menos era soportable. Ahora ya no puedo ni quiero aguantarla más. No me agradan esos repiques. Serán ellas o yo, pero alguno de nosotros tendrá que enmudecerse.
Tic, tic, tic… Momentos que se me extravían o que ya no tengo en cuenta porque no merecen la pena. El cansancio se apoderó de mi voluntad hace mucho y ya no contemplo las fugaces imágenes de aquellos maravillosos años. En saco roto cayeron y en el olvido encontraron su morada. No serán inmortalizados porque yo no quise tenerlos presentes.
Bum, bum, bum… Es hora de rebuscar el génesis de ese susurro inquietante.
Tan, tan, tan… Campanas, campanas y más campanas que siempre escucho de fondo.
Tic, tic, tic… Junto a mí, de cerca escucho un reloj. Delator de lo inevitable. Yo no quiero, pero escucho; él si quiere y me lo cuenta.
Bum, bum, bum… Pero este retumbo si que no cesa. Tan, tan, tan o tic, tic, tic se silencian cuando lo que más fuerte suena es ese bum, bum, bum del que he conseguido advertir el origen… Son los latidos de un corazón, que late con demasiada fuerza, late de desilusión.
Tic, tic, tic… Me acerco el reloj a la oreja y sus independientes manecillas danzarinas, cada una con un paso distinto de baile, me envuelven con una sintonía hipnotizadora, pero también me marcan el paso del tiempo.
Bum, bum, bum… ¿Y eso que suena ahora?
Tan, tan, tan… Vivir tan cerca de un campanario me hace recordar con frecuencia sacramentos en los que no creo y en los que, en cambio, mucha gente deposita su fe. Sacramentos con los que vacían sus carteras encantados porque consiguen un falso deleite que logra llenarles de gozo y satisfacciones.
Tic, tic, tic… Miro la hora, al rato repito. Sólo han pasado veinte minutos desde la última vez. Tengo la sensación de que el tiempo pasa muy lentamente, pues no parece que mañana vaya a llegar nunca.
Bum, bum, bum… Continúa sonando y no sé lo que es.
Tan, tan, tan… La vida sigue pasando, mientras la mía está estática. Sin hechos relevantes, sin eventos importantes. Cada día lo mismo, sigo sobreviviendo sin dejar marca ni huella por dónde piso. Hasta el silencio hace más ruido que yo.
Tic, tic, tic… Segundo a segundo, minuto a minuto, hora tras hora; así pasan los meses del calendario y no puedo hacer nada por evitarlo, sería batalla perdida antes de poder empezarla.
Bum, bum, bum… El sonido es cada vez más inquietante.
Tan, tan, tan… Ni el trabajo, ni el resto de distracciones me salvan de este hastío que me envuelve. Necesito un cambio. Vivir quizás en otra dimensión, en otro planeta o en otro tiempo. Este no es mi lugar, no soy pieza que encaje en ningún puzzle.
Tic, tic, tic… Si pienso en todas esas ocasiones en las que he perdido mi tiempo. Gente a la que no merecía la pena conocer, lugares en los que no tendría que haber estado, incluso noticias que no tendría que haber escuchado.
Bum, bum, bum… Tengo que averiguar de dónde sale ese sonido.
Tan, tan, tan… La banda sonora de mi vida en los últimos años. Melodía repetible de una sola nota que ya no tiene magia. Nunca me embelezó, pero al menos era soportable. Ahora ya no puedo ni quiero aguantarla más. No me agradan esos repiques. Serán ellas o yo, pero alguno de nosotros tendrá que enmudecerse.
Tic, tic, tic… Momentos que se me extravían o que ya no tengo en cuenta porque no merecen la pena. El cansancio se apoderó de mi voluntad hace mucho y ya no contemplo las fugaces imágenes de aquellos maravillosos años. En saco roto cayeron y en el olvido encontraron su morada. No serán inmortalizados porque yo no quise tenerlos presentes.
Bum, bum, bum… Es hora de rebuscar el génesis de ese susurro inquietante.
Tan, tan, tan… Campanas, campanas y más campanas que siempre escucho de fondo.
Tic, tic, tic… Junto a mí, de cerca escucho un reloj. Delator de lo inevitable. Yo no quiero, pero escucho; él si quiere y me lo cuenta.
Bum, bum, bum… Pero este retumbo si que no cesa. Tan, tan, tan o tic, tic, tic se silencian cuando lo que más fuerte suena es ese bum, bum, bum del que he conseguido advertir el origen… Son los latidos de un corazón, que late con demasiada fuerza, late de desilusión.
12 comentarios:
Creo que me puso nervioso... bastante... "TANTICBUM" pobre dalí! como pusiste ese reloj ahí abajo! jaja. eh... si tengo que decir algo del tiempo es que nunca existio... todos lo sabemos... ¿quien nos devuelve las horas que nos quitan en los cambios de horario o los viajes?
gracias por perder el tiempo y leer estas boludeces que digo
Sorprendente.
Saludos
Relato interesante...
Esa mezcla de sonidos y palabras es original y bien construida.
Por cierto me ha costado mucho mantener la página abierta ya que da un error y se me cierra el navegador y es una lástima.
Cosas de tener publicidad en le blog, supongo
Un abrazo
Creo que no llego en el momento más alegre para visitarte. Gracias por seguir mi blog.un beso
Deberias hacerte autora de relatos cortos. Este me gusta mucho, sera que me identifico con la perdida de tiempo mal gastado. Saludos
mDespués de todo, todos hemos tenido la sensación de haber desperdiciado parte de nuestro tiempo, pero es mejor pensar en el que tenemos aún por aprovechar, ¿no?
"Redobla una campana tan tan fría,
tan sonando a morir, tan tan lejana,
que no sé si habla a Dios esta campana
o le está hablando a mi melancolía..." (Carlos Murciano)
Transmites eso, melancolía, tristeza, así que anímate... anímanos. Un abrazo
Hola Petardy.
Lo siento, pero no consigo entrar en tu blog, me ha durado la página abierta lo suficiente como para poder "pinchar" en comentarios, y avisarte...
Si te sirve de algo, tengo Internet Explorer 7, y por ahora es en tu blog en el único en el que me pasa...
Leo que a Paco le pasa lo mismo. En cualquier caso te leeré en el Reader, pero no es lo mismo...
Libres & Salvajes: lo 1º, no hay de qué (aunque las gracias sólo hay que dárselas a los curas, que son los que se las quedan) y lo 2º, lo siento, no pretendía enneviar a nadie. En relación a lo del reloj "derretido", si lo escogí es por el simbolismo de lo escurridizo que me parece el tiempo.
joselop44: sorprendido? Por qué? Te voy a contar un par de secretos: el relato es la extensión de uno de mis poemas de la época del instituto (Campanas escucho de fondo/ De cerca escucho un reloj/ Pero lo que más fuerte suena/ son los latidos de un corazón/ ¡Qué late con demasiada prisa! / ¡Late de desilusión!)y también forma parte de esa colección de relatos cortos que algún día publicaré.
Paco & Gipsy: no tengo ni idea del motivo por el que no podéis abrir el blog. Yo puedo abrirlo sin problemas desde cualquier ordenador, así que no se me ocurre dónde podría estar el problema. De la publidad no es, eso seguro, ya que no tengo activa esa opción. Os agradezco, al menos, los intentos de visita y lectura... ¿A ver si va a ser que el programa del contador no le permite a vuestros PCs una óptima recepción del blog?
Camy & Jose: os ha parecido que hablaba de mí en el post? Para nada; sólo es un relato contado en 1ª persona, pero no tiene nada que ver conmigo. A lo sumo que he llegado alguna vez es a quejarme por haber malgastado mi tiempo con personas con las que luego no mereció la pena. De todas formas, os doy las gracias por los ánimos, de una forma u otra siempre es necesaria la palmadita en la espalda para seguir adelante.
Quequieresquetediga: como le he dicho a joselop, este relato forma parte de un proyecto que espero que algún día vea la luz. Me falta el prólogo y lo tendré listo para que vea la luz.
Mil besitos pa'repartir.
El tiempo y los latidos del corazón... los dos laten incesantes y no se detienen sin razón...
Pues es precioso. Seguro quele libro quedará muy bonito.
Saludos
Lady Li: nunca me había pasado que la página del blog le diera problemas a alguien. Lo único nuevo que en ella hay es la repisa de los libros; puede que ese programa no se pueda abrir desde todos los ordenadores. No tengo ni idea. Lo siento, yo sí que puedo leerte a tí y me pareces alguien con mucho talento. Saludos.
Ki: kizás sea eso lo k ns llama l'atención d'ambos, k son imparables hst k algo ocurre y ntonces todo cambia. Besos.
joselop: gracias, te debi un ejemplar dedicado. Kisses.
Publicar un comentario