Últimos retoques

Ya está la historia casi terminada, me faltan unos últimos retoques para acabarla y poder escribir el punto y final. Quizás deba explicar un poco mejor los motivos de la ruptura entre Pablo y Sandra; me parece que es lo que no ha quedado claro del todo. Lo mismo, añado un par de líneas más para contar el porqué ella lo ha abandonado.

Pablo: Shuuuuu… ¡Tú la de ahí! ¿Qué intentas hacer con mi vida? ¿Destrozarla?

Narradora: ¿Eh? ¿Me hablas a mí?

Pablo: Pues claro, llamo tu atención para que me expliques a mí y no a tus lectores esas intenciones tuyas para que yo acabe tan mal.

Narradora: Pe… Pero si eres un personaje, no puedes hablarme.

Pablo: ¿Cómo que no puedo hablarte si estás a punto de acabar con los mejores años de mi vida sólo porque te ha dado la gana?

Narradora: ¡Jo, no doy crédito! De todas formas, me apetecía contar una historia triste, eso es todo.

Pablo: Claro, y ha tenido que tocarnos a mi chica y a mí. Pues que sepas, señorita escritora, que no voy a permitir que tu propósito se vaya a llevar a cabo, pues no consentiré que tu capricho se convierta mi desdicha.

Narradora: La historia es mía y le pondré el final que me plazca. Soy yo la que no va a consentir que mi personaje me manipule y me diga lo que tengo que hacer.

Pablo: No te intento manipular; lo que quiero es que recapacites y pienses en las consecuencias si decides que Sandra me deje por otro. Para empezar ella no sería plenamente feliz, pues las personas que abandonan sin motivo aparente o razones lógicas, viven para siempre con sentimiento de culpa. Puede que en ocasiones consigan camuflar su pena, aunque esa condena perpetua no les deja disfrutar la mayor parte del tiempo.

Narradora: Puedo exponer algunas premisas en las que quede claro que la empujaste a tomar la decisión.

Pablo: ¡Noooooooooooo! ¡Esa no es una buena idea! Tus lectores, como yo, no van a entender por qué de buenas a primeras se te ocurre llegar a tal punto. Hemos sido una pareja modelo desde el principio. Bueno, teníamos las típicas discusiones, pero eso no nos ha impedido tener felicidad plena y vivir un romance maravilloso.

Narradora: Lo mismo, te hago culpable directamente de la ruptura. No me será difícil convencer al público. Eres un hombre, y como tal, te puedes haber cansado de tener estabilidad con Sandra y lo que ahora buscas es nuevas emociones… Serás tú el que la abandone a ella.

Pablo: ¿No estarás hablando en serio, verdad?

Narradora: Lo que no voy a hacer es ponerle un final de “vivieron felices y comieron perdices”, ya que eso en la vida real en raras ocasiones pasa.

Pablo: Lo único que te estoy pidiendo es que me dejes continuar con mi chica. Si sigues escribiendo sobre nosotros, espero que recapacites y me permitas demostrarle a Sandra que la quiero y que es la única para mí.

Narradora: Si acepto tu petición, ¿me prometes que la cuidarás y nunca le harás daño intencionadamente?

Pablo: Te lo prometo. Desde que la conocí se lo he dado todo y ella me ha sabido responder de la misma manera e incluso se ha sacrificado muchas más veces que yo. Sabe ser paciente, me tolera y lo que es mejor, me ha enseñado a ser tolerante. No me separes de ella, por favor.

Narradora: Está bien, me has convencido. Vuestra historia no terminará como la pensé en un principio, ella te va a perdonar lo que le has hecho. Os dejaré continuar juntos, pero no te despistes; de vez en cuando, releeré lo escrito y si me vuelves a decepcionar será cuando acabe con vuestro amor de ficción definitivamente.

Pablo: ¡Gracias, muchísimas gracias! ¡No te fallaré!

Narradora: Es a Sandra a quién no debes fallarle.