Lo que realmente importa es ser uno mismo, si se pierde la propia esencia se corre el riesgo de dejar serlo. Hay momentos en los que se nos presentan pruebas difíciles y, en ciertas ocasiones, no son muchos los que logran superarlas. Confianza, paciencia y entusiasmo son los lados de un triángulo equilátero que contiene el secreto de la felicidad. El orgullo, los prejuicios y la indecisión forman figuras puntiagudas de márgenes escalenos que no nos permiten alcanzar una existencia satisfactoria. El secreto en poder dibujar figuras geométricas de lados similares está en alcanzar el equilibrio y olvidarse de lo que te condiciona para poder convertirte en un ser que además de mantenerse afortunado estará lleno de cualidades.