domingo, 26 de septiembre de 2010

Los idiomas que hablo





Lo siento por aquellos que por un momento habéis llegado a pensar que me conocéis y, en consecuencia, creéis que domino el español, el inglés y el francés; además de chapurrear el italiano. Cierto es que, con el español no suelo tener problemas por ser mi lengua materna; aunque ésto de ser andaluza y filóloga me ha traído alguna que otra discusión lingüística con todos aquellos defensores del castellano perfecto, correcto, apostólico y románico, que para empezar es un acento y no un idioma, pero esa es otra historia que ya luché en otras batallas (siempre ganadas, todo hay que decirlo). Los otros dos idiomas que he conseguido aprender, con un poco de estudios de listados de vocabulario y actividades de 'role-play', son la sátira y la ironía. No es que lo diga yo, es que me lo dicen los demás: soy mordaz con mis comentarios, burlona con el tono empleado, aguda cuando razono, poco sutil en mis opiniones e hiriente en mis conclusiones. ¿Te atreves a hablar conmigo? Seguro que con más de uno/a me podría comunicar a la perfección, puesto que no soy la única que domina esos 'idiomas' a la perfección.




*Está a punto de comenzar una nueva semana, así que disfrutad cada segundo de ella*

martes, 14 de septiembre de 2010

Esa cosa llamada 'amor'

No quiero saber nada, absolutamente nada de esa cosa llamada 'amor'. Debo concretar, no quiero saber nada, absolutamente nada de ese 'amor' de enamorados que es de lo más bonito que nos puede pasar siempre que sea correspondido. El 'amor' de la familia y el 'amor' de los verdaderos amigos no los querré lejos nunca porque esos 'amores' no duelen.
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El otro 'amor' aún duele demasiado. Entró en mi alma, y al irse dejó un hueco enorme que, con mi día a día, intento rellenar. De vez en cuando, ese pasado reciente vuelve a golpear mi ventana con fuerza e intenta forzar las puertas. Como soy precavida, a las ventanas les puse pestillos y a la madera cerrojos. Pero él pretende irrumpir mi calma por las malas, haciendo daño de nuevo. No me puedo permitir el lujo de volver a dejarle entrar. Por muy buenos momentos que haya vivido cuando lo tuve cerca, esos no compensan el después y mucho menos el ahora. Quiero pedirle que me deje, que no me llame, que no me recuerde, que no me piense, que no me sueñe... Que me olvide. Será lo mejor para él, será lo mejor para ambos; pero, ¿de dónde saco las fuerzas para llevar a cabo tales peticiones? Mi raciocinio y mi corazón van por separado. El primero sabe lo que me conviene aunque no lo puede poner en práctica y el segundo es un órgano de trapo, remendado en sus extremos, delicado en su interior... Cosa llamada 'amor', despréndete de mí, renuncia de una vez y deja de jugar conmigo.




domingo, 12 de septiembre de 2010

Al menos...


· Si tanto siento cada mínimo seísmo, al menos, que suene la música para bailar y así tendrá algún sentido el movimiento bajo mis pies.
· Como está claro que no hay lugar para mí; al menos, que esos paraderos desconocidos presenten paisajes de ensueño.
· Cuando pienso que algo ya no puede ir peor, va y empeora; al menos, por esa extraña ley del yin-yan en la que muchos creen debería haber una posibilidad de mejora.
· Ya que no puedo parar de llorar, al menos; que sea porque a mi vida logra llegar alguna alegría tan inesperada que me provoque algo parecido al llanto.
· A pesar de dar todo lo que soy y ser todo lo que doy recibo poco a cambio; al menos, bien se me podrían ahorrar los desengaños.
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sábado, 4 de septiembre de 2010

Déjalo en mis manos

Coge mi mano, siempre tendida la tuviste
pero no la viste.

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Agárrala fuerte, no la sueltes,

corres el riesgo de otra vez perderte.
* * *
Enlaza tus dedos con los míos
y poco a poco desaparecerá tu hastío.

* * *

Aprieta con fuerza, no temas.

Este apretón merecerá la pena.
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MRM'10