miércoles, 15 de junio de 2011

Guárdame el secreto






Hace meses que no me dedico ni a escribir (en el blog, en libretas o en pedacitos de papel perdidos por los bolsillos), ni leer (libros, posts, correos o tan siquiera revistas), ni nada de lo que me gusta por falta de tiempo. Siempre he dicho que esta vida moderna nos quita fracciones de esencia, pero por otra parte no hay más remedio que adaptarse a su ritmo para sobrevivir.





Menos mal que aún puedo robar segundos a los días para rodearme de gente que merece la pena, me aporta positivismo, me regalan sonrisas, y además, tengo una personita de cuatro meses que me vuelve loca. Aunque ahora te pido que calles, que por favor me guardes el secreto. Shhhhhhh, no se lo digas a nadie. Y es que no quiero dejar de sonreír y aunque me apetcía contaros que estoy bien, los demás que adivinen ellos el cómo llegar a ser felices por su cuenta. ¿Hay algún secreto para la felicidad? Ya véis que no lo hay, quizás basta con desear que las cosas marchen bien y tener paciencia para que eso suceda. Soy una persona paciente. Esperé y vi como mi entorno, mi gente y mi vida, camaleónicamente, se adaptaron a los cambios eficientes y me encaminaron hacia algo distinto, mucho mejor. Por esa razón, vosotros y yo debemos mantener el secreto... Si empezamos a contárselo a la gente, puede dejar de suceder y no me apetece volver a estar triste o tener días mustios. ¡Lejos se quedaron los ojos llorosos y el carácter mohíno!