Tanto cambio doloroso me volvió silenciosa.
Enraizada, con la fuerza de un imán al suelo.
Miraba a mi alrededor, nada me motivaba.
Ausencias, tristezas, incomprensión.
Ayer vi a la diminuta y bella mariposa.
Quise, como ella, remontar el vuelo.
Me animé y pensé _¡Ésto por fin se acaba!
Me liberé, no sin ciertos instantes de tensión.
De nuevo, hoy la vida me parece preciosa.
Ya puedo decir que se acabó mi duelo.
¿Queréis volar conmigo?
Estáis todos invitados: amigos y enemigos.