En el aire se palpa el cambio, casi lo puedo tocar, lo rozo con las yemas de las dedos. Una valiente sonrisa se me escapa. Estoy feliz, me gusta en lo que me he convertido: soy la nueva Dorothy del siglo XXI.
Hace meses que no tenía claro qué quería hacer o hacia dónde debía dirigirme; una vez hallado el sendero fue fácil que un paso siguiera al otro... Y ¡aquí estoy!
Escribo hoy, no para alardear de felicidad, sino para transmitir un mensaje positivo: todo lo que se quiera con ganas se puede lograr. Ni mil huracanares ni el doble de tornados pueden impedir que se tenga un afán innato de superación y se consiga alcanzar la meta soñada.
Cálzate unos zapatos nuevos y comienza a nadar, a saltar, a correr, a marchar con ritmo o a superar la velocidad de un rayo, pero no te quedes ahí inmóvil, sin hacer nada, porque la vida pasa y lo hace sin esperar a nadie.
Mi nuevo chapín de rubíes
2 comentarios:
Lo de correr y saltar sí, pero no con esos zapatos. Lo importante es marcarse metas realistas y con perseverancia siempre se consiguen.
Hola Petardy,
Estoy repasando a Carmen Amaya y he visto un comentario y he pensado en saludarte.
es duro seguir y seguir, a veces no sabes para qué. Yo sigo por la sensación de existir.
Un abrazo
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