jueves, 4 de diciembre de 2008

Friedensreich, encerrado en espirales





Una mañana como otra cualquiera escuché por primera vez su nombre. ¿“Hunder”… qué? Si la persona que lo mencionó – un hippy muy interesante, por cierto - no nos lo hubiera explicado a mi amigo y a mí, probablemente aún seguiría sin saber nada de este artista austriaco que después de tener más suerte que su familia, asesinada al completo en el holocausto, se dedicó a hacer diseños de escultura y pintura en edificios, sellos, ropa, banderas, libros, monedas, posters, (…) promoviendo un restablecimiento de las buenas relaciones del ser humano con la naturaleza (las plantas y otros tipos de vegetaciones forman parte imprescindible en sus creaciones arquitectónicas).

Hay repartidas obras suyas por Austria, Alemania, Japón, Estados Unidos, Israel, Suiza y Nueva Zelanda; sobre todo, en las fachadas es dónde se puede ver con claridad el máximo exponente de su arte, rechazando la linealidad, decorado todo con colores radiantes, junto con el uso constante de la expresión del individualismo. Según sus propias palabras: “la arquitectura estándar no puede denominarse como arte, y el diseño de cualquier edificio debería estar influenciado por la estética de cada uno de sus habitantes”.



Si hubiera que encerrarlo dentro de una corriente artística, se podría decir que este artista está dentro del surrealismo (en una espiral enorme como esas que tanto le gustaba pintar y a las que él llamaba "herramientas del diablo") y si tuviéramos que compararlo con otros (aunque las comparaciones sean odiosas) es imposible que se nos pasen por alto los nombres de Antonio Gaudí o Gustav Klimt.
Hundertwasser, un hombre reinventado a sí mismo, nos dejó en algún lugar del Pacífico Sur en el año 2000. Su legado, está ahí para disfrute de todos.

http://www.soloarquitectura.com/arquitectos/friedensreich_hundertwasser.html

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No soy un entendido ni en arte ni en arquitectura, pero basta un simple vistazo a la obra de este hombre para darse cuenta que es distinto al resto. Después de interesarme un poquito por él he visto que la naturaleza y las gentes están muy presentes en sus obras y eso lo hace aún más cercano y especial, sobre todo después de conocer sus circunstancias personales. Además, tiene unos planteamientos muy interesantes sobre el mundo y es fascinante cómo logra plasmarlos. Es una pena que no sea tan conocido para el gran público. ¿O es una ventaja?. Hundertwasser Forever.

PD: "un hippy muy interesante", no?...

Petardy dijo...

No creas que yo tampoco soy ninguna experta en materia artística, pero lo que sé es que lo que me gusta pues lo hago saber (y lo que no también). El caso es que el señor Hunterwasser merecía la entrada, y si después de eso sólo seguimos conociéndolo unos pocos, pues seremos, más que aventajados, afortunados.

"Bexitos" de chocolate.