domingo, 16 de enero de 2011

Microrrelatos IX


· Cuando 20 minutos son suficientes ·


La esperaba a la salida del trabajo como cada día. En las horas laborales, mientras reponían estantes o atendían a los clientes, no tenían mucho tiempo para estar juntos, a solas; disfrutaban de los descansos o los almuerzos, aunque también les acompañara el resto del equipo. Ese camino de vuelta a casa era la parte del día que más le gustaba a Juan. Esos veinte minutos de trayecto en la línea azul de metro, dirección Puerta del Sur, se había convertido en su momento diario. Así llevaban, 8 meses, 1 semana y 4 días. Hoy, Elisa ya llevaba un poco de retraso, seguro que se retocaba en el aseo para empleados, pero si tardaba algo más habría que esperar al siguiente tren y no podrían hacer el último transbordo. Al fin salió por la puerta de servicio, charlando con otras compañeras de trabajo. Juan le hizo señas, para que ella entendiera que llegaban tarde. Ella se le acercó, y le dijo que podía irse, que había olvidado comentarle que vendría a recogerla su novio. ¿Novio? ¿Qué, cómo, cuándo, quién? Elisa también omitió que su novio, recién llegado del país de origen de ambos, había venido con intención de quedarse para una (larga) temporada si encontraba un empleo. Quizás, ella se lo recomendaría al encargado de la tienda. Cabizbajo, Juan se guardó las manos y su opinión en los bolsillos y se despidió de las chicas con un _'nos vemos mañana'_.





5 comentarios:

ulises dijo...

Si se hubiese decidido antes no habría perdido tanto el tiempo y el dolor no sería tanto.

artur dijo...

algo que suele suceder y sufrir en silencio .......
Un saludo ! artur.

Divertimento dijo...

El dolor. Siempre tiene que estar.

Inés Bohórquez (Ibo) dijo...

Qué pasa por la mente cuando esperamos tanto para decir "te amo"?
si hubiese hablado la situación sería taaaaaaaan diferente... bueno eso creo claro jajaja
un abrazote mi linda un gusto visitarte de nuevo !
un beso :)

Petardy dijo...

Soy partidaria de decir todo lo que se siente si entre las partes implicadas hay cierto grado de confianza... Puede que en mi caso me pierda la boca, pues lo que pienso (bueno o malo) lo digo siempre y claro, cuando no es una buena opinión la audiencia se ofende.