Lo increiblemente rápido que pasa el tiempo es, en ocasiones, inapreciable. Hace un año ni se me ocurría pensar en el hoy, para mí todo había llegado a su fin porque me envolvía la tragedia, me abrazaban los llantos, me castigaba la melancolía, y ya ves, se me ha olvidado lo mal que estuve y he logrado llegar a un estado de calma absoluta casi sin darme cuenta. ¿Perdí o salí ganando? La respuesta está clara para mí y mostrando mi sonrisa sobran las palabras. Encerré bajo llave las penas, me rodeé de gente que me apoyaba y conseguí volver a ser yo misma. Si yo estoy contenta, imagina cómo lo están ellos. Echaban de menos a esa Petardy que les gastaba bromas, la que siempre tenía un buen consejo en la recámara y con la que podían compartir sus grandes secretos. Esperaban (y confiaban) que algún día llegaría el cambio, yo también deseaba cambiar... Y lo hice. Lo conseguí de nuevo; compuse cada cachito de corazón esparcido, reuní las fuerzas necesarias y remendé las ganas por seguir adelante. En esta vida no se pierde si no apuestas algo, aunque si no estás dispuesto a apostar tampoco podrás ganar nada nunca; y yo ¡¿qué quieres que te diga?! ¡Quiero intentar seguir siendo una ganadora!
Termino el post citando al autor M. Levy: 'Dicen que curarse de una historia lleva la mitad del tiempo que duró. Y luego, uno se despierta una mañana y el peso del pasado ha desaperecido como por encantamiento' [Volver a verte, 2006].
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http://www.youtube.com/watch?v=njFvlZNCNVg