· ELFO: Criatura pequeña con poderes mágicos.
Origen: el término viene del noruego antiguo ‘alfr’; inglés antiguo ‘aelf’ y holadés medio ‘elf’.
Cambios: 1/ Metáfora (1.a.- Niño alegre y travieso, 1.b.- Persona ágil, 1.c.- Algunas veces se relaciona el término con alguien malicioso o rencoroso, 1.d.- Enano y 1.e.- Criatura pícara [siglo XVI]. 2/ Metonimia por invención (Compañía japonesa de ordenadores). 3/ Similitud en el nombre (El personaje principal de la película “Elf, 2003”). 4/ Metonimia (Persona pequeña imaginaria mostrada en pinturas y dibujos como hombre vestido de verde con orejas puntiagudas y sombrero alto; a menudo, se describen en cuentos e historias como personajes picarescos y de ciertos poderes mágicos).
Referencia literaria:
A/ Del poema anglo-sajón "Beowulf" (verso 112), dónde se cuenta la tragedia de un héroe a través de la historia, la leyenda y el folklore germánico en estilo y dicción. La palabra elfo fue usada en plural (ylfe=elves=elfos) para hacer referencia a una enfermedad atribuida a espíritus malignos:
“… eotenas ond ylfe ond orcneas”
· FURIAS: Criaturas femeninas maléficas en las culturas griega (conocidas como Erinias) y romana, cuya labor consistía en perseguir a los culpables de ciertos crímenes. Hijas de la sangre que derramara Urano encima de Gea cuando Cronos, su hijo, le castró. Eran tres terribles, sanguinarias divinidades menores con cabezas de perro, alas de murciélagos, pelos de serpiente. Sus nombres eran: Alecto (que castigaba los delitos morales), Megera (castigadora de los delitos de infidelidad) y Tisífone (a la que le tocó castigar los delitos de sangre).
Origen: Del griego ‘furiosus’ o ‘furere’, del término latino ‘furia’ el cuál, luego en la Edad Media, se convirtió en ‘furie’ con el signifcado de ‘rugir, bramar o protestar furiosamente’.
Cambios: 1/ Etimología, similitud en los nombres (1.a.- Persona enfadada o con una pasión violenta; 1.b.- Acción incontrolada o turbulenta; 1.c.- Mujer que es considerada maliciosa y 1.d.- Persona rencorosa).
Referencias literarias:
A/ Publio Ovidio Nasón (43 A.C.-19 D.C.), poeta latino, escribió algo sobre las tres Furias en su "Metamorfosis" (libros I & III).
B/ En la tradición órfica (corriente religiosa de la antigua Grecia), se pueden hallar textos en los que mencionan a la Furias como hijas de Hades y Perséfone; compromiso con el mundo infernal que también aparece mencionado en la "Ilíada" de Homero.
· GRACIAS: En Grecia, personificación de la belleza, el encanto y la elegancia. Ellas fueron tres diosas, personificaciones del encanto, la belleza, la naturaleza, la creatividad humana y la fertilidad. Eran llamadas Aglaya (gracia de la belleza, hija de Zeus y Eurínome), Eufrósine (gracia del júbilo, hija de Hera y Dioniso) y Talía (gracia de las festividades, hija de Helios y Egle). Cerca de Delfos estaba el río Cefiso, consagrado a las Gracias, lugar dónde se llevaban a cabo las celebraciones Caritesias en honor a ellas.
Origen: Del griego ‘graties’ y del Latín ‘gratia/gratiae’.
Cambios: 1/ Metáfora (musas o genios con grandes y raras habilidades naturales para dotar a los artistas de inspiración en música, literatura y toda clase de artes). 2/ Metonimia (2.a.- Favor divino [siglo XII], 2.b.- Oración corta de los cristianos antes de la bendición de una comida [siglo XIII], 2.c.- Una cualidad agradable en la estética o la apariencia de una persona [siglo XIV] y 2.d.- Un sinónimo del término anglosajón ‘reformed’ (= prostituta reformada). 3/ Continuidad en el nombre (GRACE es el acrónimo del proyecto espacial Recuperación Gravitacional y Experimentos Climáticos). 4/ Etimología, similitud en los nombres (4.a.- Una cualidad de simpleza, belleza natural, especialmente en movimiento o forma; 4.b.- Una cualidad de cortesía y agrado; 4.c.- Buena disposición para ser justo y honorable; 4.d.- Aprobación o amabilidad; 4.e.- Periodo de tiempo que se deja o se permite antes de que ocurra algo y 4.f.- Usado para hacer referencia a ‘duque’, ‘duquesa’ o ‘arzobispo’).
Referencia literaria: A/ George Herbert (1593-1633), poeta, orador y sacerdote inglés, en su poema llamado "Jordan (II)" hizo referencia a las Gracias, mostrando una imagen de una musa cristianizada que ayuda al poeta a inventar su poesía, en la siguiente estrofa:
“ … But while I bustle, I might heare a friend
Whisper, How wide is all this long pretence!
There is in love a sweethnesse readie penn’d;
Copie out onely that, and save expense.”
martes, 29 de septiembre de 2009
Cambios semánticos II
lunes, 28 de septiembre de 2009
El suelo bajo mis pies
viernes, 25 de septiembre de 2009
Dejé de creer un miércoles y me reafirmé un jueves
Abrí aquel día mi ventana, esperando que los primeros rayos de luz me dieran el empujoncillo que me hacía falta para comenzar con la rutina diaria… Bajo el alfeizar había un niño mal vestido y desnutrido, que tiritaba de frío y lloraba por no haber comido. Al mismo tiempo, me fijé en otro chiquillo que corría calle abajo, avergonzado, porque acababa de hacerle un favor sexual a un depravado adulto a cambio de un puñado de monedas para no tener que pasar por las penurias de aquel chaval que seguía llorando. Al otro lado de la pared escuché a un vecino de derechas insultar a un vecino de izquierdas y al izquierdista devolverle los insultos al derechista a modo de defensa. Tenía que evadirme, dejar de escuchar la pelea; encendí la tele. Justo después de la emisión de un anuncio publicitario, de un cochazo de lujo que costaba un sin fin de ceros precedidos de la unidad que me es imposible contar con los dedos (omitiré la marca porque no me paga por hacerle propaganda), empezaba un debate sobre la crisis económica y las posibles soluciones para ahorrar lo que se pudiera y como se pudiera. Apagué y opté por leer la prensa: conflictos bélicos allí, atentados aquí, problemas más allá… ¡Ufff! Tampoco quise seguir leyendo. Me puse el abrigo y me fui a dar un paseo. Por el camino presencié el robo de su bolso a una anciana que apenas podía perseguir a los ladrones; vi unos camellos vendiendo droga de no muy buena calidad (¡encima!) por las esquinas; me asombré con unos chinos que estaban metiendo compatriotas en talleres clandestinos para explotarlos; fui testigo de un atropello en el que el culpable salió huyendo sin prestar ayuda; me crucé con demasiada gente enferma de gripe A (era como si ya no hubieran personas que murieran de cáncer, SIDA o de la misma pena), y hasta me llevé las manos a la cabeza cuando me contaron que un padre de familia, con cuatro bocas a su cargo, era mileurista y, en cambio, unos que tenían de profesión ser futbolistas, tenistas, baloncestistas, golfistas…, o cualquiera de los -istas que se te ocurran, ganaban sueldos millonarios. Grité un ¡¡¡es suficiente!!! y volví a casa. Esa noche me auto-convencí a mí misma, pensando que todo podría cambiar; me volví a decepcionar al día siguiente.
¿Sigues aún pensando que puede haber algún tipo de ser divino que vela por la raza humana? No me vengas con lo de que “las cosas buenas las hace dios y las malas el diablo” porque eso tampoco me sirve de consuelo; al menos, Luci(fer) no parece ser de los que tira la piedra y esconde la mano (es cruel y despiadado sin ocultarlo). No pienses que me he vuelto defensora de uno y detractora del otro; en realidad, no creo en ninguno de los dos. Defiendo los ideales empíricos, no los religiosos, y como buena seguidora de las teorías científicas de bases sólidas y demostrables (no construidas desde lo místico), sólo creo en lo que veo. No creo ni en el que es conocido como el creador ni tampoco en Satanás porque ni al todopoderoso ni al maligno me los presentaron nunca.
jueves, 24 de septiembre de 2009
Gone with the Wind
Lo he estado observando y, en principio, algo tímido, el viento se ha dado unas vueltas de reconocimiento, luego, ha investigado un poco por los sitios apartados de mi raciocinio y, al final, ha logrado llegar hasta ese recóndito escondite en el que guardo todo tipo de propósitos, decisiones e intenciones. Encontró Eolo mi lugar, ese que me mantiene apartada del resto. Me ha despeinado, el muy canalla, pero no contento con eso, me ha trastocado también las ideas; me las ha puesto del revés.
Lo que antes no me gustaba, ahora, me encanta. Si algo me emocionaba, en este momento no encuentro lágrimas con la que barrer las penas. Procuro estar seria ante ciertas situaciones que así lo requieren y, sin embargo, no puedo evitar los interminables ataques de risa. Aquello con lo que me ofuscaba, ya no me preocupa nada en absoluto.
Trastocados los pensamientos y renovados los sentimientos, esta nueva imagen de mí misma que le proyecto al mundo exterior hasta me está ganando en simpatía, desparpajo y osadía. Pero no todo es admirable. Admito que dicho reflejo también falla (a veces), pues, en ciertas ocasiones, le he visto unos detalles autoritarios (que no me gustan nada) que obligan a otros a hacer lo que no quieren (todo sea por alcanzar sus, o mejor dicho, mis objetivos) y en eso es en lo que se equivoca y en lo que tengo que procurar el cambio de inmediato, sin más demora; dejando que el curioso viento se lleve esta despótica conducta lejos... Porque yo no quiero ser injusta, no deseo convivir con una opresora y no me apetece convertirme en una tirana.
martes, 22 de septiembre de 2009
No me tapan la boca, ¿o sí?
Con lo típico de escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo mal empezaba; puesto que tenía el libro escrito pero no había conseguido publicarlo por falta de iniciativa, todas las plantas que habían llegado hasta mis manos pasaban a mejor vida en cuestión de meses (incluso semanas) por falta de tacto y en lo de la procreación y la continuación de la especie: 1º/ por falta de fe (con el espíritu santo sólo había y hay un caso mundialmente reconocido) y 2º/ por falta de dinero (para la adopción no tenía el suficiente poder adquisitivo) no había sido mamá de nadie.
Pensé entonces en la posibilidad de contentarme con los bienes materiales, tales como, inmuebles, coches, joyas, negocios... Y eso tampoco sirvió ni para dar mis metas por alcanzadas ni para darle sentido a mi vida... Algo tenía que haber; me negaba a no encontrar respuesta alguna... Aún sentada, miré al cielo. Vi una estrella muy brillante, mucho más que el resto, que en realidad no lo era. El planeta Marte me dio la solución a mi enigma: me di cuenta que tenía y tengo una vida libre para hacer y decir lo que quiera, lo que me de la gana, lo "que me salga del bolo" (como diría aquella) y eso es lo que hago en el mundo real y también cada vez que vengo a este, mi cosmos aparte; cuando cuento, relato y digo lo que me apetece. ¡Qué nadie logre callarte! ¡No pierdas tu libertad de expresión! ¡Manifiesta lo que piensas, lo que crees y lo que sientes! Pero sobre todo, ¡qué no te silencien nunca!
viernes, 18 de septiembre de 2009
¿La princesa está triste?
martes, 15 de septiembre de 2009
Ya eres como el viento
http://www.youtube.com/watch?v=c3G6ZDq1E4Q
viernes, 11 de septiembre de 2009
El día que no conocí a Jeff Bridges
Recuerdo el viaje como uno de los peores de mi vida. Habiéndose inventado medios de transporte tan cómodos y rápidos como el avión, ¿qué hacía yo viajando desde Cádiz hasta allí en tren? No podía elegir. Era un regalo con todos los gastos pagados. Tuvimos que parar en Atocha (Madrid) para cambiar de tren. Si el Andalucía Express ya dejaba mucho que desear, el Talgo me desesperó. Parecía uno de esos que tuvo que coger el afamado Willy Fog para hacer su archiconocida vuelta al mundo en dos meses y medio. Había salido de casa muy temprano y llegué al norte casi a medianoche. Fue una jornada agotadora, tanto que yo no advertí a poder hacerle caso a los consejos que me dieron por el camino. Me quedaría esos días en casa de un familiar de mis acompañantes y ellos me sugirieron que ya que me quedaba en su casa, le diera la razón en todo momento, la tuviera o no, porque andaba algo sensible últimamente y que le contrariaran le podría poner algo nerviosa. Pensé que me tomaban el pelo; creí que estaban exagerando y que esa persona y su carácter no serían para tanto.
En los días siguientes, visité el lugar y los alrededores, paseando por la playa de la Concha, haciéndome fotos frente a las esculturas de Eduardo Chillida, pudiendo entrar en el restaurante del mismísimo Karlos Arguiñano en su pueblo natal, Zaraut y caminando por las pintorescas calles de Saint Jean-de-Luz en el país vasco francés. Una de las tardes, la tarde famosa, decidimos quedarnos de compras por la cuidad. De tienda en tienda todo parecía ir normal, pero uno de mis dos acompañantes y su hermana, nuestra anfitriona, se retiraron la palabra sin motivo aparente. Como iba a ser imposible conseguir algún pase para la ceremonia de la entrega del premio a Jeff, propuse, para crear “paz” en el ambiente, que intentásemos conseguir entradas para la proyección de la película del homenajeado, que por aquel entonces era la de The Door in the Floor [Tod Williams, 2004] (que no sé bien por qué en español hicieron la extraña traducción de Una mujer difícil para el título). Recorrimos taquillas y cines, no conté cuántos, pero fueron muchos y no hubo manera, todo estaba agotado.
Llegamos a la casa, tocaba cenar. Mi amiga, aún enfadada, no quiso salir de la habitación y su hermana nos preguntó al otro acompañante y a mí si sabíamos los motivos de su enfado. Al principio, yo intenté mantenerme al margen, aún sabiendo perfectamente la causa del disgusto, pero opté por callarme la boca y no meterme en medio de ambas hermanas y sus asuntos. Fui a la habitación a ver si mi amiga se encontraba bien. Me contó los detalles que yo me había perdido, razonó sus argumentos para estar tan enfadada y, mientras tanto, se me fue el santo al cielo con la charla. Cuando me quise dar cuenta, los demás ya habían empezado a cenar y no habían contado conmigo. Fui a lavarme las manos y pregunté si hacía falta algo de la cocina. Me senté a la mesa, en el mismo lugar dónde lo había estado haciendo desde mi llegada y en cada una de las comidas anteriores. Pedí la ensaladera para servirme un poco de ensalada en mi plato. El silencio cortaba el ambiente en la mesa. La anfitriona rompió el mutismo del personal. Se dirigió directamente a mí y me preguntó: _ ¿Está bien mi hermana? No tiene por qué enfadarse, está equivocada, ¿yo tengo la razón en este asunto, verdad?_ Podría haberme callado, podría haberle seguido la corriente, podría… Pero los que me conocen, saben que yo puedo ser muchas cosas, pero injusta nunca y no hubiera sido justo que le hubiera dado la razón a quién no la tenía. De repente, esta chica entró en cólera. Se puso como loca (literalmente). Me quitó el plato que tenía delante y lo estampó contra la pared. Yo alucinando, le pregunté que a qué venía el numerito del plato volante y ella, furiosa y con los ojos envenenados de rabia me gritó diciéndome que en su casa no se le podía llevar la contraria. No quise escucharla por más tiempo y como vi que el resto de comensales no estaba por la labor de prestarme su ayuda en ese sinsentido, me fui para el dormitorio que me habían asignado el día de llegada de mi visita y comencé a hacer mi maleta. La trastornada llegó gritando hasta el quicio de la puerta y me volvió a dirigir la palabra para preguntarme qué estaba haciendo. Era evidente, guardaba mis cosas para largarme de ese manicomio. Mi amiga, que se había quedado dormida, se despertó con los gritos de su enajenada hermana y vino a ver qué ocurría. Los otros le explicaron que yo “había cometido el error de no darle la razón a la anfitriona” y ella, que entró en la habitación me pidió que me tranquilizara y que hablara las cosas. Le dije que no tenía nada de qué hablar, que ya había visto bastante y que no tenía motivos para quedarme allí por más tiempo. Su hermana, que nos escuchaba desde la puerta mientras observaba que yo seguía haciendo mi maleta, cerró ésta de un golpe seco y echó un pestillo que había por fuera (sí, la cerradura de esa puerta estaba por el lado exterior, no sé). Intenté abrir la puerta desde dentro, pero fue imposible. Golpes, patadas, puñetazos y de fondo una desquiciada riéndose y diciendo que yo no saldría de allí hasta que a ella le diera la gana. Pensé por un momento que estaba de coña y mi amiga, que se había quedado encerrada en la habitación conmigo, me dijo que si la hermana no abría alguno de los otros dos lo haría. Pasaron veinte minutos y allí no vino nadie. Se me ocurrió llamar a la Ertzaintza para decirles: _ Hola, buenas noches. ¿Hablo con la policía? Vengan a este domicilio, por favor, que me han secuestrado_. Sonaba a absurda comedia americana para las tardes de domingo, ni la policía me iba a tomar en serio. Esperé, me desesperé y a eso de las seis y media de la mañana escuché como descorrían el pestillo desde el otro lado. Era el novio de la loca, me dio los buenos días y me pidió disculpas por la escena del día anterior. Le pedí que se apartara y me dejara sacar la maleta. Me rogó que no me fuera y me siguió hasta el ascensor. Mi amiga, que durante las horas que habíamos estado retenidas también había decidido marcharse, estaba detrás de él con su maleta y lo poco que le había dado tiempo de guardar en ella mientras su cuñado trataba de convencerme. La hermana se levantó y de nuevo se puso a gritar. La pesadilla no había terminado. Al ver que no le prestábamos atención, se fue corriendo para el interior de la casa, en dirección a la ventana y gritando que saltaría por allí. Todos fuimos corriendo tras ella y la vimos en el salón, justo delante de la claridad que entraba por los cristales. Que se tiraba, era lo único que decía ahora; volvía a amenazar y yo, cabreada con todo y con todos fui a la ventana, la abrí y le invité a tirarse de verdad. Los asistentes alucinaron con mi reacción. ¡Pero si yo era la persona más lógica y cuerda que estaba en esa habitación, por favor! No quisiera pecar de frívola, pero el suicida con verdaderas intenciones de acabar con todo no lo dice, no amenaza, no lo advierte; lo lleva a cabo y punto. Sabía perfectamente que no se iba a arrojar al vacío desde aquel quinto piso. No podía pasar más tiempo en esa casa de locos. Me fui. Llegué a la calle, respiré hondo y mientras me alejaba del portal escuché la voz de la loca que le pedía a su hermana que volviera. No quise mirar atrás, sólo tenía ganas de llegar a la estación, comprar el billete del primer tren que me llevara de vuelta a casa, y es que, ¡cuánta razón tenía Dorothy!... En casa se está como en ningún sitio.
miércoles, 9 de septiembre de 2009
1 cama, 2 lados, 4 esquinas
Hoy te dijo de nuevo que quiere a otra, sin dejarte opción a poder hacerle feliz. Él sueña con volver a su lado y tú anhelas soñar que todo ha sido un mal sueño que has tenido mientras estabas durmiendo sobre cada una de las esquinas y a ambos lados de tu cama.
martes, 8 de septiembre de 2009
Cuando no dudamos
I'm Yours
http://www.youtube.com/watch?v=eDftOxHLN98
Well you done done me and you bet I felt it
sábado, 5 de septiembre de 2009
Pero, ¿qué me estás contando? (I)
Mientras veía yo en la tele a personas poco “sotisficadas” (1), que vestían prendas “sicalípticas” (2) en tonos “amarrones” (3) y que pretendían hacer un “pograma” (4) lleno de ética y moral; en lugar de “pagar” (5) la corriente, se me ocurrió hacer un post con expresiones erróneas (conocidas como vulgarismos) que alguna que otra vez he podido escuchar y que ahora quedarán aquí como una simple “anédrota” (6).
Antes de ponerme a “gomitar” (7) palabras imposibles, advertiros que “contri más” (8) sigáis leyendo, más “titiritando” (9) estarán vuestras piernas y más desencajadas vuestras mandíbulas. Quitaros las “lagañas” (10) de los ojos, no vaya a ser que no os creáis lo que veáis. Los seguidores “aférrimos” (11) de la RAE que cojan un “endredón” (12) para taparse las cabezas, los independientes que vayan en sus propias “amotos” (13) y los atrevidos que se monten en el “ortobús” (14) de los disparates lingüísticos (que si bien son gramaticalmente incorrectos, no dejan de ser popularmente utilizados). Tras varias carreteras, caminos y “retortijuras” (15) llegaremos a alguna conclusión, supongo. Y es que a pesar de mis eses aspiradas, “ji” (16) me decís que os está costando subir la “rampla” (17), entonces os esperaré en esta “cera” (18) un rato. Pararemos en la playa a darnos un baño y luego, aunque sea llenos de “salistre” (19) comeremos en algún chiringuito dónde “haiga” (20) buenas “almóndigas” (21), exquisitos “caramales” (22) y “cloquetas” (23) caseras con receta de la tita Mildred. De postre, tomaremos “güigüis” (24) y tras la digestión, a echarlo todo por ese “bujero” (25). Después de lavaros las manos, que no se os olvide “apagar” (26) el grifo, que tenemos sequía en medio mundo y luego vienen los “poblemas” (27) de las garrafas de agua más caras que las de “petrólio” (28).
"Güeno" (29), me parece que voy a tener que “arbortar” (30) la misión de querer ilustraros con el habla del pueblo llano. Dejaré de “torturizaros” (31) porque sé que ya os “jartate” (32) de leer a alguien “esquivocándose” (33) todo el tiempo. Recordad que yo no “ha hecho” (34) y casi mejor os invito a jugar al “parchesi” (35) que si sacáis un “sai” (36) podréis tirar de nuevo. “Aro” (37) que lo mismo os apetece echar una manita a las cartas y apostaros unos cuantos “leuros” (38). Con eso me quito yo de "laberientos" (39), no vaya a ser que alguno de vosotros me quisiera poner una "desnuncia" (40) por llevar este rato con los oídos "entaponaos" (41) a causa de tanta barbaridad junta. Termino "asín" (42) mi entrada, con todos contentos, "querramos" (43) o no. Quedaros con vuestros comentarios "adentro" (44) porque me salió un texto "perfesto" (45).
[(1) Sofisticadas, (2) psicodélicas, (3) marrones, (4) programa, (5) apagar, (6) anécdota, (7) vomitar, (8) cuánto más, (9) tiritando, (10) legañas, (11) acérrimos, (12) edredón, (13) motos, (14) autobús, (15) rotondas, (16) si, (17) rampa, (18) acera, (19) salitre, (20) haya, (21) albóndigas, (22) calamares, (23) croquetas, (24) kiwis, (25) agujero, (26) cerrar, (27) problemas, (28) petróleo, (29) bueno, (30) abortar, (31) torturaros, (32) hartásteis, (33) equivocándose, (34) no he sido, (35) parchís, (36) seis, (37) claro, (38) euros, (39) laberintos, (40) denuncia, (41) taponados, (42) así, (43) queramos, (44) dentro, (45) perfecto]
miércoles, 2 de septiembre de 2009
Nacidos para ser salvajes